Por: Martha Escobedo Rodríguez docente.
Hace 147 años, la madre Hermasie Paget llegando a esta tierra de héroes y santos, no traía más escudo ni armas que la librea de los Sagrados Corazones. Fundó entonces en 1878 el colegio en la plaza San Francisco, en una casona cedida por Monseñor Jorge Antonio del Fierro. El colegio en ese entonces era mixto.
Posteriormente en 1910, debido a los daños sufridos por sismos, se traslada a un terreno que quedaba en las afueras de la ciudad; en lo que hoy es San Juan de Dios. Con once religiosas emprendieron la construcción de un convento y colegio: internado, aulas, auditorio, salas de corte y confección, de música, de idiomas… ¡de la hermosa capilla!
Uno de los exalumnos, Monseñor Juan Landázuri Ricketts escribía en 1955:
“Tuve el privilegio de haber pasado los primeros años de mi niñez en las aulas del amado colegio De Los Sagrados Corazones…a cuyas religiosas expreso mi profunda gratitud y laudo reconocimiento y para las cuales pido toda clase de bendiciones y la gracia del cielo”.
Mirando hacia atrás, revisando la rica historia y tradición legados; me encuentro con un centenario colegio que ha perdurado a través de generaciones. Y no exento del auxilio Divino. Cada año repetimos celebraciones centenarias; pero no por eso vacías. Al contrario, llenas de un nuevo sentido: con el propósito de enfrentar la realidad actual a la luz de la fe y del amor fraterno.
Recogemos de nuestros fundadores y de todos nuestros antecesores ese espíritu de trabajo y de entrega. Con el sueño ambicioso de formar nuevas generaciones que sepan responder con fe y pasión la realidad que enfrentamos hoy. Aspiramos ser las guías del camino, advertir de posibles tropiezos y no amilanarse. A luchar con valentía y salir airosos con honradez y sin soberbia. Y es toda una aventura; porque hay ecos que nos hablan de sencillez, de escucha, de empatía, de solidaridad. Palabras y actitudes que el mundo de hoy necesita escuchar y vivenciar.

Incursionando en las artes, la música, el deporte, el teatro, la danza, las letras y las ciencias; buscamos el desarrollo del ingenio y la creatividad. Aristas que siempre apuntan a despertar nuevas dimensiones, más humanas y libres para amar. Con nuestra confianza puesta más en el Señor que en nuestras propias fuerzas… ¡Así somos los Sagrados Corazones!
Al servicio de la niñez y juventud arequipeña

















