Por: Esteban Argandoña García, capellán del colegio.
En mi experiencia desde las aulas del colegio John Wesley en el mismo centro histórico de Arequipa, he podido notar que la educación va más allá de brindar conocimiento. Debe ayudar a moldear el carácter, formar conciencias y ayudar a defi nir el rumbo de una sociedad con una inmensa necesidad de valores.
En el contexto actual, marcado por muchos problemas individuales y sociales, los principios bíblicos como la justicia, la integridad y la misericordia siguen siendo esenciales. Enseñar a un estudiante a respetar al prójimo, a honrar a sus padres o a trabajar con excelencia “Como para Dios y no solo para los hombres” (Col. 3:23), tiene un impacto directo en la sociedad.
El apóstol Pablo enseñó a los jóvenes a vivir “Sobria, Justa y Piadosamente”. Estos valores no solo son ideales sino verdades que transforman la vida personal y repercuten en la sociedad cuando se practican desde la niñez.
Recordemos que Martín Lutero, tradujo la Biblia para millones y promovió la alfabetización, puso los cimientos para una educación basada en principios bíblicos. Su idea de que cada persona debía tener acceso a las Escrituras permitió la fundación de escuelas a lo largo de Europa.
Arequipa necesita no solo profesionales exitosos sino personas con principios. Por eso el llamado como Pastor es que sigamos fortaleciendo ello. Recordemos que Jesús fue llamado maestro incluso por quienes eran sus enemigos pues sus enseñanzas no sólo apuntaban a que las personas entiendan su mensaje sino a un cambio de vida y paz en el corazón.
Desde esta hermosa ciudad Blanca, nuestro compromiso es seguir educando con excelencia académica, pero sobre todo con principios bíblicos que honren a Dios y bendigan nuestra sociedad.
















