Mi infancia ya se fue,
y con ella las mascotitas
que marcaron mi niñez.
Ya es tarde, no me pude despedir,
y hoy solo queda en mí,
recuerdos de lo que tuve y perdí.
Dejé de creer en fantasías,
pues la magia ya se perdió.
Mis angelitos volaron al cielo,
junto al abrazo de Papá Dios.
Me alegra que ya estén juntos,
pues se han reencontrado,
volvió la alegría a su corazón callado.
Ruego que aparezcan en mis sueños:
los veo compartiendo momentos,
inolvidables instantes,
guardo grabados en mi pensamiento.
De pequeña pensaba
que eran flores eternas,
crecerían y me acompañarían.
Después de doce años de mi vida,
lamento, pues no les decía
cuánto los quería.
Viví muchas aventuras con ellos,
también misterios por resolver.
Hacíamos tantas travesuras.
Nos ensuciábamos tanto,
con barro y con tierra;
y aunque llegaba a casa cansada,
la felicidad siempre me acompañaba.
Ahora en calma, mi alma reposa,
esperan mis ángeles amorosamente.
En el puente arcoíris brillan sus huellas
y su eterno abrazo, sana las heridas,
que quedaron en mí, tras su partida.
Por: Ángeles Collado (12 )

















