Por: Danery Campano (15)
“Educar la mente sin educar el corazón no es educación en absoluto”, decía Aristóteles. Esa frase sigue vigente al hablar de la elección vocacional en los adolescentes. ¿Cómo decidir con claridad bajo ansiedad o presión? La respuesta está en los vínculos: familia y docentes deben acompañar, no sólo observar.
Elegir una carrera no es un simple trámite, sino una decisión que marca la vida. En ese proceso, la contención emocional es clave. Es necesario una familia que escucha sin imponer, brinda seguridad y confianza; mientras que la presión desorienta. Por lo tanto, su rol debe basarse en la empatía y la validación. Los docentes tienen un papel clave: detectar la ansiedad y brindar apoyo emocional. Una relación afectuosa entre profesor y alumno reduce la ansiedad y convierte el aula en un espacio de confianza. Sin embargo, muchos carecen de formación socioemocional, lo que limita su influencia.
El desafío no es excluir a la familia ni recargar al docente, sino redefinir sus roles. Ambos deben acompañar emocionalmente y orientar para reducir la ansiedad vocacional y fomentar decisiones libres y conscientes. Se trata de acompañar con empatía, educar con afecto y respetar la autonomía del estudiante.
